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martes, 17 de noviembre de 2009

VALE LA PENA SOÑAR


Realizando sueños…
Haciendo una cola para entrar a una de las salas de un palacio en el limite entre Europa y Asia, de pronto estaba frente a ella, la única y preciada daga con tres grandes piedras preciosas azules en su mango, motivo del film de los sesenta, protagonizado por Maximilian Shell, Peter Ustinov y la hermosa Melina Mercury con el titulo TOPCAPY…
Pues este film lo vi junto con un compañero de estudios en 1963. Al finalizar la película me quedé enamorado de Estambul, que por su propio nombre en aquel entonces nos sonaba muy lejano, al que mi madre nos acercaba siendo niños cuando nos contaba a sus hijos y los niños del vecindario, los cuentos que sabía del libro “Las mil y una noche”.
Me gustó tanto la trama de la película y lo que mostraban de Estambul, que sin imaginar entonces la posibilidad, le comenté al amigo con quien la vimos: “Algún día iremos a Estambul a conocer el Palacio Topcapy".
Pues mire por donde y aprovechando unos días libres, de pronto nos encontramos con mi amigo por cuatro días en Estambul y el deseo expresado al haberme enamorado de esta ciudad, como un sueño más de los que he tenido en mi vida y se han ido cumpliendo, este también se cumplió.
¿Vale la pena soñar? ¡Claro que sí! Sobre todo con cosas que parecen imposibles. Sin darnos cuenta cada sueño se convierte en un objetivo que se aloja en la parte subconsciente del cerebro y ahí está, hasta el momento en que se presenta la oportunidad de realizarlo… Y si nunca se presenta esa oportunidad, por lo menos tuvo uno o muchos sueños en su vida…
El materialismo de creer solo en lo que se ve y se puede palpar en el momento cierra la mente, elimina la posibilidad de soñar y buscar nuevas alternativas, lo mismo, que solo ver hacia atrás y enfadarse al pensar que el presente es consecuencia del pasado.
¿Por qué cree que ha progresado la ciencia y la tecnología? Pues sencillamente porque personas soñadoras se han imaginado lo que buscaban, lo buscaron y lo encontraron, quizás no siempre como se lo imaginaron, pero si encontraron lo que querían hacer con lo que buscaban.
Todos los inventos, muchos descubrimientos y las ilusiones de conseguir algo, han partido y parten del sueño que se quedan en nuestra mente como faros que nos guían hasta donde queremos llegar.
Si no hubiera soñado con algún día conocer Estambul y visitar el palacio de Topcapy, esta oportunidad hubiera pasado desapercibida. Pero no fue así, en el subconsciente yo quería venir a Estambul y solo esperaba el momento adecuado…
Estando aquí, también vistamos la basilica de Santa Sofía, el Gran Bazar, pasamos por el puente de los pescadores sobre el Bósforo y caminamos por muchas las callejuelas del viejo y las hermosas calles del nuevo Estambul…
Soñar y viendo más hacia adelante que hacia atrás, seguro que nos llevará a un futuro mejor y sobre todo nos olvidamos de la crisis…
Soñar no cuesta nada, no tenga miedo soñar, alimenta el espíritu y es fuente de ilusiones y objetivos que poco a poco se cumplirán...

Pedro Roque

domingo, 15 de noviembre de 2009

VIVE LA VIDA


Vivir, convivir, dejar vivir y sobrevivir sin egoísmo

Tratando de aclarar una situación aparentemente complicada entre varias personas de una familia le explicaba a una de ellas lo que pienso que cada una debiera hacer para solventar pacíficamente y poco a poco los malos entendidos y que las relaciones familiares funcionen mejor.
Vivir: es preocuparse cada uno por disfrutar de su vida y su salud orgánica y mental. Cuidar la alimentación de cada uno considerando las propias necesidades y como ya hay mayores en la casa, preocuparse por los medicamentos que requieren para que su salud no se deteriore más.
Convivir: es la preocupación por interrelacionarse con las otras personas del entorno entendiendo lo que uno mismo y cada uno quiere, colaborando para que cada uno obtenga lo que desea, sin permitir, ni cometer ningún tipo de abusos con el derecho de los otros. Hay que distinguir muy bien entre las relaciones familiares y las profesionales y saber quien por su propia preocupación y dedicación se ha preocupado más y tiene mejores ingresos y por lo tanto, reconocer su derecho a vivir mejor.
Dejar vivir: es permitir la libertad de pensamiento y acción en el entorno e intimidad de cada uno para que esté contento consigo mismo, esté satisfecho con lo que hace y no se sienta cohibido en su desarrollo y la dimensión de los éxitos que consigue haciendo lo que le gusta. Nadie debe ser obligado a hacer lo que no le gusta, pues terminará haciéndolo mal. Es mejor permitir que cada uno descubra cuáles son sus potencialidades y que las desarrolle hasta donde él mimo quiera y pueda.
Sobrevivir: es conseguir tener éxito con lo que uno quiere hacer, relacionándose con el entorno en la mejor condición posible y sentirse bien porque uno es capaz de hacerlo. La felicidad de sobrevivir, a pesar de tantas situaciones complejas, es lo que le permitirá abrir la mente para mejorar su propia vida y hacer propuestas para que también otros se superen.
Sin egoísmo: El reto más grande estriba en conseguir hacer todo lo anterior sin egoísmos y al mismo tiempo sin ceder en lo que uno quiere conseguir. Querer mejorar y tener una mejor calidad de vida es un derecho e incluso un deber de cada uno ligado por la naturaleza a los instintos humanos de superación. Tenemos que aplicar nuestra creatividad para pensar en conseguir lo que deseamos sin dañar ni invadir el espacio, la intimidad y mucho menos, irrespetar el derecho de las personas del entorno familiar.
Pasar encima de los otros, generar, repetir rumores mal intencionados y levantar falsos testimonios va contra el progreso de las personas y al final termina revirtiendo en uno mismo. Abusar del puesto en que uno ocupa en la familia, al final, también se vuelve contra quien lo hace y normalmente, multiplicado por dos o más.
Por eso es que vivir, convivir, dejar vivir y sobrevivir sin egoísmos es el gran reto diario que tenemos que afrontar valientemente, diciendo “si” cuando es posible y amablemente diciendo “no” cuando no es posible.
Decir siempre que “si” para no incomodar o temor de decir “no”, además de un engaño, es una trampa y un anclaje que se coloca uno mismo y que no le dejará moverse con plena libertad.
¡Así es que se me ocurre que se puede conseguir convivir en paz y tranquilidad con el entorno y con uno mismo!
Querer imponer los propios criterios a personas maduras o tozudas, además de que siempre genera resistencia a someterse a lo impuesto, le puede generar serios problemas, y lo peor, rechazo, enojos, romper la comunicación, que no le quieran hablar y consecuentemente, distanciamiento.
Las imposiciones a los cónyuges hombres o mujeres al otro, las imposiciones de los padres a los hijos o bien las de los hijos a los padres, al final terminan casi siempre en discusiones, las insatisfacciones, frustraciones y llantos con los que la situación, normalmente, solo empeora.
Observe su entorno, entienda lo que cada uno quiere, mírese en el espejo y siendo sincero con usted mismo determine lo que quiere y conjúguelo con lo que los otros quieren.
Póngale grasa a las relaciones interpersonales con todos y que cada uno sepa hasta dónde cederá usted, cuál es su margen de flexibilidad y sus márgenes de tolerancia.
Haga lo que quiere hacer correctamente y sirva de buen ejemplo. La gente aprende más emulando lo bueno, que de las continuas discusiones. Consiga llamar la atención de los otros por cómo resuelve aportando soluciones útiles a las situaciones complejas familiares, en lugar de encerrarse en usted mismo, hacerse daño y con su actitud causar más problemas en el entorno.
Empiece hoy poniendo mucha atención a usted mismo y a encontrarle explicación a sus propias creencias, sus valores, sus actitudes y sus acciones. Trate de explicarse por qué es como es y por qué hace lo que hace y cómo lo hace.
Si lo entiende primero con usted, lo entenderá fácilmente con otras personas.
Es cierto que le llevará un poco de tiempo, pero si se lo propone no están difícil y hacerlo hasta puede resultar interesante y divertido.
Desde ya le digo que aunque requiere un poco de concentración será muy bueno y rentable en el uso de su tiempo y las satisfacciones que obtendrá, pues además de liberarse usted mismo, ayudará a que otros se liberen y se sientan bien.
¡El hombre fue creado para ser feliz, la infelicidad va contra su propia naturaleza!
Ningun planteamiento politico, económico o religioso plantea la infelicidad del hombre como base de convivencia.
Ponte las pilas y se lo más feliz que puedas, la vida es corta y cada dia que pasa es un dia menos de vida.
Cordialmente y hasta la próxima
Pedro Roque