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domingo, 18 de abril de 2010

Los médicos también se equivocan



Los diagnósticos médicos…

¡Por poco se nos va, la apendicitis se convirtió en peritonitis!... Me dijo mi cuñado hace unos días, después de un buen susto con su nieto.
Es un niño hiperactivo de tres años y medio que paseando con su madre, de pronto sintió un fuerte dolor en el abdomen que no pudo caminar más. La madre afligida lo llevó a la estación de salud de los médicos cubanos en San Vicente, El Salvador, y le diagnosticaron "infección intestinal". La madre le dio los medicamentos recomendados, pero como el dolor del niño en el vientre persistía, al día siguiente lo llevó a FOSALUD, donde le diagnosticaron "Dengue" y cambio de medicamentos. Como el niño no mejoraba y la fiebre subía más, al siguiente día lo llevó a una doctora particular quien le diagnosticó "infección en las vías urinarias" y nuevos medicamentos…
Hablando por teléfono con el abuelo, me explicó lo que pasaba con su nieto: tres diagnósticos, tres medicaciones y el nieto empeorando cada momento.

Frente a esta situación le recomendé traerlo inmediatamente a un hospital privado de niños, para ponerlo en manos de pediatras. Urgentemente lo transportaron a un hospital privado en San Salvador y en menos de una hora había sido examinado y diagnosticado una apendicitis que posiblemente ya había explotado, con grave riesgo de convertirse en peritonitis…
Claro, fue operado de inmediato y evidentemente, encontraron el apéndice ya explotada y el entorno contaminado…
Estuve en el hospital acompañando al abuelo mientras su nieto era intervenido y cuando el cirujano salió del quirófano, primero nos dijo que el niño ya estaba a salvo, luego explicó como realizó la operación, lo que encontró y mostró la parte que extirpó.

Por los cuidados posoperatorios el pequeño quedó ingresado por tres días y después, las dos semanas siguientes, siguió con curaciones ambulatorias hasta que recuperó su natural vivacidad…
Ok... Nieto salvado, abuelo feliz, padres y médicos contentos y las cuentas rondaron cinco mil dólares… ¡Aunque la vida la da y la quita Dios desde el cielo, en la tierra son los médicos y los hospitales quienes le ponen el precio que frente a estas urgencias se tienen que asumir!…
Conclusión: Si no hubiéramos actuado con rapidez ya tendríamos un niño más enterrado con tres diagnósticos: infección intestinal, infección en las vías urinarias y Dengue… Y seguramente, como en muchos accidentes: con víctimas, sin investigación y sin culpables.
¿Se pudieron evitar las prisas, los sustos y los gastos? Con un diagnóstico acertado desde el principio, definitivamente sí… Hablando con un médico, me confirmó que diagnosticar problemas de apendicitis, ni es complicado ni requiere equipos sofisticados… A mi hace muchos años en Alemania me la diagnosticaron con los primeros síntomas y al siguiente día me operaron.
Preguntas: ¿Cuántas enfermedades se complican por malos diagnósticos? ¿En qué responsabilidad incurre un médico cuando diagnostica y medica mal? ¿Con qué seriedad se hacen los diagnósticos? ¿Funcionan las instituciones que vigilan las buenas prácticas médicas? ¿Por qué siempre un médico dice que el anterior no tiene razón?...
Pues desde aquí, enhorabuena para los buenos médicos salvadoreños que saben diagnosticar y operar.
Y para usted, estimado lector, un buen consejo: Cuídese, pues enfermarse, además del sufrimiento, le resultará caro.
¡El principio y éxito de un buen tratamiento médico, sigue siendo un buen diagnóstico!

P Roque

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