¡Y al tercer día subió a los cielos!…
Sí, así fue, al tercer día después de la brutal crucifixión, muerte en la cruz y colocado en una tumba cerrada y custodiada por soldados romanos, Jesús resucitó, se reunió con sus apóstoles, les dijo lo que tenían que hacer y subió a los cielos…
¿Te imaginas a los apóstoles viendo a Jesús levitar y subiendo lentamente hacia los cielos hasta que ya no se puede ver?
¿Los cielos?... Me pregunta Oscar, un niño de doce años que poco a poco va entrando en la pubertad y es muy observador e inteligente...
¡Si, los cielos ¡…
¿Y cuántos cielos hay?
¡Pues no lo sé!...
Su pregunta encuentra explicación, en que recientemente vimos una presentación con bellísimas imágenes de la tierra, muchos planetas, infinidad de estrellas, muchos agujeros negros, algunos pulsares y las preciosas galaxias cercanas y muy lejanas a millones de años luz de la tierra, enviadas desde el gran telescopio satelital Hubble, y en todo ese inmenso espacio, no se ve un lugar dónde pudieran estar el Reino de Dios, el infierno y el purgatorio, los tres lugares que de pequeño, en los años cincuenta, me enseñaron que iría mi alma, según como me comportara…
Mi explicación en este asunto a Oscar es que según la ciencia avanza y se descubren más cosas que hace muchos años ni nos imaginábamos, resulta más complicado explicar dónde están estos tres lugares…
El problema es que nos los queremos imaginar como lugares físicos y quizás son virtuales, es decir, que están pero no se sabe muy bien donde…
¿Cómo la Internet?, dice Oscar… ¡Pues quizás sí!…
¿Por qué siempre dice Quizás? Pregunta nuevamente…
¡Porque no lo sé!…
Esto es cuestión, de creer o no creer en algo que te enseñan que existe aunque nunca lo veas… ¡Los creyentes asumen que así es y los no creyentes dudan o no creen!…
Pero volviendo a “los cielos”, quizás entre todos esos cuerpos que mantienen su equilibrio gracias a sus fuerzas gravitacionales, es donde se encuentran las almas. Las de la gente que fueron buenas disfrutan en los planetas cálidos y mejores que la tierra y los que se portaron mal sufren en los planetas donde las temperaturas y los vientos son muy altas y muy fuertes…
Pero para ser prácticos, lo más inteligible es pensar que el Reino de Dios y el infierno están aquí en la tierra… Si te portas bien puedes disfrutar de todas las libertades que nos da la Democracia y si te portas mal te apresan, juzgan y condenan privándote de la libertad…
Cada uno tiene su cielo y su infierno, es decir, las cosas buenas con las que se siente bien y seguro, y las que le dan miedo, le generan inseguridad y tiene que evitar…
La Resurrección de Jesucristo es un llamado y oportunidad para cada uno, de “resurgir” desde nuestro interior utilizando nuestras potencialidades, por ejemplo, para resurgir sanando de las enfermedades, resurgir emocionalmente por la pérdida de seres queridos, resurgir de los fracasos y resurgir de esta crisis…
La "resurrección" de Jesús es nuestra continua motivación de "resurgimiento continuo" de todos los que queremos un mundo mejor, con más cosas, actitudes y acciones buenas que mejoren la calidad de vida y menos cosas, actitudes y malas acciones que la deterioran.
Y si se tiene éxito en resurgir uno, la siguiente satisfacción es ayudar a otros a resurgir… Si lo hacemos desinteresadamente, seguramente nos acercaremos más al Reino de Dios aquí en la tierra… ¿Lo entendiste?
Por su mirada, parece que sí…
Pues sí señor: Si "Resurrección es Resurgimiento"…
¡Manos a la obra y a salir de las crisis!
Pedro Roque
www.pryavalencia.com
